martes, 24 de junio de 2008

Viajando por mi tiempo a gran velocidad - Parte 2

Año 1972. Inmediátamente después de "la colimba" me unì de una vez por todas a unos hermanos que vivìan en barrio San Martin, Cacho y Lali. Su padre, don Oscar Britos, era un reconocido músico cordobés autor y compositor de tango, del tango bien escrito y bien tocado. Este "Don", era un músico de verdad. Recuerdo que terminé en Enero o tal vez a mediados de Febrero`72 mi compromiso con la patria y ahì nomás, en época de carnaval, don Britos nos llevó de colados a tocar con él en el mismo escenario, pero no en el mismo momento en que él actuaba, no, él hacìa su rutina, solo... y nosotros la nuestra. El lugar era Huerta Grande en las sierras de Córdoba y ahì mismo estaba la Colonia de Vacaciones De Los Empleados Del Correo Argentino. Nuestro grupo se llamaba "Alfa Centauro" y éramos solo tres los integrantes; el Lali, que era el que más idea de la música tenìa, aprovechaba el órgano Capri-Dúo de doble teclado que su padre dejaba en el escenario y acompañaba, cantaba coros y también-como no tenìamos bajista-, hacìa esa parte con los pedales del instrumento. El Cacho era un espectáculo aparte; primera voz, acompañaba y tocaba todos los solos con su guitarra, además, era el único de los tres que no pensaba en el dinero ni en el éxito y la fama, a él, lo único que le interesaba... eran las chicas. Recuerdo cuando ensayábamos en el garage de su casa, el tipo se habìa provisto de un cable que fácilmente tendrìa entre diez y doce metros, a que no se imaginan para qué?. Si!!! para salir corriendo a la vereda cuando pasaba una chica y seguirla un par de metros diciéndole cosas al oìdo sin dejar de tocar la guitarra!!!.El Cacho era un tipo fuera de serie.
Con respecto a mi, el instrumento que yo "deshacìa" en ése grupo era la baterìa y además, tambien, cantaba algúno que otro coro. Otra cosa que me viene a la memoria de esos dìas es lo que la madre de estos chicos dijo de mi un dia que estábamos ensayando una canción: "...éste negro que es parecido a Horacio Salgán, canta afinado". Lo de "afinado" pasó sin que nadie le diera alguna importancia, pero lo de "parecido a don Horacio" me hizo imaginarme por un instante con el pelo corto bigotito y anteojos. Fue algo que me causó mucha risa para "mis adentros" y estoy seguro que les habrìa pasado lo mismo si vieran una foto mìa de esa época, en que mi vida y yo, nos desplazábamos debajo de una enorme parva de pelos.

jueves, 19 de junio de 2008

Viajando por mi tiempo a gran velocidad -Parte 1

A continuación todo fué transcurriendo rápidamente. Los primeros discos, la primera guitarra, los primeros amigos de barrios lejanos, las primeras salidas a clubes donde se escuchaba y bailaba solamente rock- qué maravilla!!-, el primer intento de formar un grupo con el Nenito Collella, Miguelito Beas y el petizo Sanchez. Recuerdo que esta idea no duró demasiado y pienso que simplemente no era su tiempo, además, yo andaba de aqui para allá buscando, escuchando, aprendiendo e integrando bandas a medio armar y debìa ser que no encontraba la que me hiciera pensar "ésta es para quedarse". Otro de los motivos que deben haber influìdo, es que habìa llegado la hora del Servicio Militar y la verdad es que no valìa la pena hacer planes, porque ese año estaba "agendado" y no habìa forma de eludir el compromiso. Los quince meses y medio que estuve haciendo de soldado pasaron relativamente rápido porque no puedo negar que una o dos veces, me divertì. Los primeros tres meses de instrucción militar fueron dale que te dale, mientras saltaba con el fusil, hacìa cuerpo a tierra, corria detras de los aviones que pasaban, me arrodillaba en terrenos con espinas, comìa una ìnfima parte de lo que realmente hubiera devorado, salìa a la plaza de armas en las noches de invierno con el colchón al hombro a hacer flexiones, me quedaba haciendo guardia los fines de semana - mientras la mayoria de mis compañeros salìa "franco" - o pasaba algunas horas en el calabozo por "piel de judas" según el encargado de la compañìa... durante unas horas al principio y a tiempo completo después, logré que me aceptaran en La Banda De Musica Y Guerra De La Escuela De Suboficiales De Aeronáutica. En realidad no tuve que pasar ningún exámen musical ni tener un currìculo a prueba de balas; todo lo que tenìa que decir era que me gustaba la música y bancarme que después de cada ensayo o actividad en la sala de la banda, debìa barrer, guardar los instrumentos, soportar el humor muy personal de los suboficiales músicos y mas tarde... al campo de instrucción!!! Oooootra vez a correr, saltar, sudar, comer tierra, arrodillarme en las espinas y todo eso con el tambor a cuesta, que dicho sea de paso habia que mantener im-pe-ca-ble!!!. Una prueba de que no hacìan falta conocimientos musicales, era que mis otros cinco compañeros no tenìan ni idea de lo que era un instrumento y comprobé que el sanjuanino Bustos era un experto en contar chistes, hacer muecas graciosas y caerles simpático a los suboficiales; el topo Gonzales era el pìcaro, el vivo, el chanta y enseguida hizo buenas migas con el sanjuanino; el gringo Sopeno venìa de trabajar en el campo, en la zona de Villa Marìa; el otro gringo, Canello, tambien venìa del campo, de Arroyito, creo y se dedicaba al tambo; "Cara de malito", que no recuerdo su apellido, tambien era de la provincia y no sé a qué se habìa dedicado hasta entonces pero lo que sì vimos, todos, era que tenìa aptitudes y rápidamente aprendió a hacer el "rulo" en el parche del tambor-cosa que los demás jamás logramos-. Este muchacho, una vez finalizado el reclutamiento se quedó en el servicio-junto con el topo y el sanjuanino- y fué Bastón Mayor llegando a ser, los tres, Suboficiales Principales; hasta donde yo me enteré. Como verán, el único que no mintió descaradamente fui yo, ya que en cierto momento habìa tomado dos, si, dos clases de bajo eléctrico en la "prestigiosa" Academia Andrada y tambien-como si no fuera suficiente con lo anterior- habìa soñado mas de una vez que tocaba la baterìa como el mejor... Qué mas querìan?
NOTA: Academia Andrada, lugar donde supuestamente te enseñaban a tocar un instrumento.

... y los elegì para siempre

La canción que escuché en ese parque de diversiones era "Quieres conocer un secreto?", y se metió muy sigilosamente en mi corazón porque lo hizo sin que yo me diera cuenta... y sin que ni siquiera lo advirtiera habìa escuchado por primera vez a Los Beatles; esa canción fué la primera avanzada estratégica de una conquista que después serìa masiva en lo que a mi gusto musical se refiere. Estoy seguro que ahì empezó todo porque tal vez inconcientemente, descubrì que la música llegaba a mi corazón y ahì se quedaba. Aunque al principio escuchaba todo lo que venga, eso duró muy poco ya que lo mìo era escuchar lo mejor. Me dì cuenta enseguida que lo que les gustaba a mis amigos eran copias feas de lo que a mì me gustaba; copias de lo que yo amaba; copias de lo que a mì me estremecìa... y rápidamente cambié de lo común e insignificante a un tipo de música muy selecta que era la mejor cantada, la mejor interpretada y la mejor grabada; mis amigos continuaban escuchando en sus tocadiscos nuevos a Palito Ortega, Leonardo Favio y Leo Dan mientras yo, con mi oreja pegada a la radio a transistores- muy tarde por las noches-, trataba de sintonizar una emisora de Buenos Aires que tenìa el mejor de los programas que yo descubriera en ese entonces: "Música con Thompson & Williams"; ahì estaban todos los cantantes negros que para mi eran fabulosos; Wilson Picket, Otis Redding, Carla Thomas, Ray Charles, Aretha Franklin, James Brown...un tiempo después, yo también tuve mi tocadiscos Wincofón y pude al fin escuchar, estudiar y descubrir más profundamente a mis verdaderos y eternos héroes; Los Cuatro de Liverpool, Los Fabulosos Cuatro... Los Beatles!!!

Fué pura casualidad?

La historia comienza allá por mis trece años y se desarrolla en un parquecito de diversiones de esos que pasan y se "plantan" por unos cuantos dìas en los distintos barrios de nuestra Argentina. Este se habìa ubicado en un sitio baldìo sobre la Ruta Nacional 9 Sur y la calle 5- en ese entonces- del barrio Empalme. Por supuesto yo vivìa muy cerca de ahì y no tenìa problemas para que mis viejos me dejaran ir a ver "qué pasaba" en ese lugar. Con algunos amigos nos acercábamos y para nosotros era un acontecimiento distinto y divertido... y como mirar no costaba nada...con el Morito y Bichìn fuimos esa tarde y todas las demás de aquel verano tan lejano y tan sepia. Siempre nos preparábamos para cruzar la ruta parados en la esquina donde estaba la farmacia Barrera y al costado, en la vereda del frente, pero de este lado de la ruta- y como otra referencia muy importante del barrio-, el kiosko de revistas "Mario".
Ya se escuchaba la música desde hacìa rato y la verdad, que la calidad del sonido era lamentable. Las canciones eran transmitidas por unas bocinas espantosas que se dejaban escuchar desde varias cuadras y milagrosamente a mucha mas distancia con inexplicable claridad en esas tardes veraniegas que por algún motivo, desconocido para el jóven Pelusa, tenìan esa propiedad acústica. El engendro sonoro destrozaba cualquier calidad grabada que hayan tenido esos discos, ya que además, la "fritura" que producìa la púa sobre el vinilo, acababa con el interés de cualquiera que intentara disfrutar la belleza... de lo que yo, ahì, escuché por primera vez en lo que iba de mi cortìsima vida.

martes, 17 de junio de 2008

Los recuerdos mas lejanos II : Revolución!!!

Es el año 1955. Tengo que salir huyendo de la casa en los brazos de mis viejos. Algunos vecinos han visto pasar soldados por las cercanìas... y comentan que maltratan a la gente y como si la injusticia fuera poca, con la excusa de que somos todos "peronistas", saquean las casas llevándose principalmente los comestibles. Las imágenes son borrosas; quizá sea por causa de escenas violentas que me obligan a cerrar los ojos contìnuamente. Es de noche, la luna y las estrellas estan detras de una cortina de nubes oscuras por la acción del viento que empuja hacia arriba el humo de explosiones lejanas. Las luces de los reflectores que llegan hasta el cielo buscan sorprender a los aviones que van y vienen tratando de hacer "su trabajo" huyendo de ellas... esta es la escena mas nìtida que logro conservar. En oportunidades, cuando me animo a abrir los ojos veo que son cuatro o cinco personas aparte de los Calderones, las que han tomado la desición de abandonar sus casas. Supuestamente son vecinos que piensan que viajando en grupo y cuidándose entre si van a llegar a salvo a algún lugar seguro. Se ponen de acuerdo en voz baja y nos alejamos tropezando con las huellas profundas dejadas por los carros de caballos en las calles de tierra. Hemos formado una caravana que parte atemorizada con rumbo desconocido y en pocos segundos desaparecemos en la oscuridad de la noche.

lunes, 16 de junio de 2008

Los recuerdos mas lejanos I : Noche Estrellada

"Tengo cuatro o cinco años. Mi viejo está recostado en una reposera y yo estoy encima de él. Es de noche -asi será en la mayorìa de mis relatos- y es verano. Hace un buen rato que miramos las estrellas y como siempre, le pido que me hable de cohetes y marcianos y él... inventa historias para mi. Estamos en el medio del patio de la casa; justo donde hoy, hay una plaza con un monumento dedicado a las madres. Ahora me causa gracia imaginar que en vez de la virgen y su hijo, estamos mi viejo y yo en la reposera, panza arriba, señalando al cielo con el dedo".